La firma Lovapent, organizadora de la última edición del Love Parade,
acaba de presentar un pequeño documental por medio del cual pretende
señalar a los auténticos responsables de la tragedia que sacudió a
Duisburgo y a toda la cultura electrónica
el pasado 24 de julio. El cortometraje explicativo, basado en diversos
registros de las cámaras de vigilancia, declaraciones de testigos
oculares, documentos, informes de prensa y demás, se encuentra
complementado con veintidós horas de video.
El pasado 24 de julio el festival Love Parade
terminó con un trágico incidente que se llevó la vida de veintiuna
personas y dejó heridas a otras quinientas once. A poco tardar, llevados
del desconcierto producido por la desgracia, los miembros de la
organización y los de diversas instituciones gubernamentales de
Duisburgo comenzaron a echarse la culpa unos a otros. Ahora, con toda la
documentación visual reunida y presentada por quienes organizaron el
evento, las especulaciones dan un nuevo giro mostrando ciertos aspectos
del accidente que antes no se habían tenido en cuenta.
En esencia, Lovapent señala al aparato policial como
responsable directo de la tragedia. Según el material presentado, la
policía habría montado tres cordones de contención en torno a los
diversos accesos del recinto, y ese procedimiento, de momento sin basas,
fue el que habría congestionado todas las vías de circulación
provocando que la gente terminara acorralada en distintos puntos. La
publicación del documental y demás videos no aclara, sin embargo, las
verdaderas intenciones de Rainer Schaller, cabeza de Lovapent.
Si bien puede que haya muchas personas realmente interesadas en dar
con los verdaderos culpables de la tragedia, también están aquellas que
deben preferir que, por respecto a las víctimas y a sus familias, los
organizadores se abstengan de continuar buscando respuestas; más que
arrojar luz sobre los hechos acaecidos aquel fatídico 24 de julio, el
abundante material publicado parece acercarse peligrosamente a una
suerte de justificación evasiva y cobarde por parte de la organización.
Tal es así que el hecho de que Rainer Schaller haya declarado que si él no hubiera organizado el evento la gente estaría aún viva,
no lo exime de culpa, y tanto menos le da vía libre para que ahora se
tome la libertar de señalar abiertamente a los miembros de la policía
como los mayores responsables de lo sucedido.
Si antes la culpabilidad pasaba de manos de los organizadores a las
de los miembros de diversas instituciones gubernamentales de Duisburgo,
la inclusión de la policía en este “juego de pasarse la pelota”
no hace más que agrandar el embrollo, alejando aún más aquellas
respuestas que acaso podrían llegar a sosegar un tanto los ánimos de las
personas que las esperan. En definitiva, con arreglo a todo lo
apuntado, los amigos y familiares de las víctimas, entre ellas dos
jóvenes españolas, están en todo su derecho de considerar una
desvergonzada falta de respeto esta movida infame que acaba de hacer la
firma Lovapent.
Love Parade | Web
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